Una de las cosas que más preocupa a quienes lo tienen, es precisamente su pene. Todo gira en torno al pene. Si tiene erección, si no, si es más grande o más pequeño,…
Así que… ¡hablemos de penes!
Si recordamos un poco la anatomía del pene, el pene está formado por el tronco del pene y el glande. Cuando el pene entra en erección, los cuerpos cavernosos del tronco del pene se llenan de sangre, haciendo que crezca y se ponga más duro y más grande. Y del reposo a la erección, hay muchas cosas que cambian, no solo la cantidad de sangre: el tamaño, el grosor, incluso a veces el color.
Hay quien dice que existen dos “tipos de pene” – al menos si tenemos en cuenta la diferencia de tamaño entre reposo y erección –, los penes de carne y los penes de sangre.
Recordemos que el estado natural del pene es el reposo. Vamos a partir de ahí. Después, de manera puntual, entra en erección. Por la noche, cuando estamos en excitación o, cuando tienes 15 años, sin motivo alguno que valga. Ya hablamos bastante de todo esto cuando hablamos de alargamientos, así que no voy a volver a repetirme en la importancia que se le da socialmente al pene en general y a su tamaño en particular.
Volviendo con la clasificación, los “penes de sangre” serían aquellos que, parecen más pequeños al estar en reposo pero que al entrar en erección se ponen en un tamaño medio, por tanto hay más diferencia de tamaño del reposo a la erección. Y se llaman “de sangre” porque el mecanismo por el que se entra en esa erección que los hace crecer es la sangre.
Por otro lado, los “penes de carne” son aquellos que ya son grandes en reposo, por lo que al entrar en erección no cambian tanto su tamaño. De ahí que se llamen “de carne” porque la sangre no hace que cambie su tamaño tanto como en el otro caso.
Esto nos llevaría a preguntarnos: ¿realmente el tamaño importa? Pues bien, el tamaño, como tantas otras cosas, es relativo. En este caso, relativo al estado en el que se encuentre, si es en reposo o en excitación y la diferencia que hay entre uno y otro. También relativo a los gustos de las personas o el tamaño de quien vaya a encamarse con nosotros. Otra cosa que también es relativa es nuestro repertorio, porque si solo le damos importancia al pene nos olvidamos de otras muchas cosas que son importantes, gozosas, placenteras y pueden darnos mucho juego.
Al final, el tamaño no es otra cosa que un hecho de diversidad sexual (diversidad corporal, concretamente) y así es como deberíamos de tratarlo y de vivirlo, porque la diversidad está para acercar a las personas y sus interacciones, no para separarlas.
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