Socialmente, manejamos muchas palabras que tienen que ver con las experiencias de las personas en torno a su sexo, su sexualidad y sus parejas y no siempre las usamos correctamente según la teoría sexológica.
Por ello, vamos a hacer un repaso a algunas de algunas de las más extendidas, qué quieren decir y analizar si su uso sería el más adecuado.
Asexualidad
El termino “asexual” puede llevarnos a confusión y es bastante incorrecto. Así que, hablemos con propiedad, sin negar la realidad de la que nos quieren hablar quien se considera asexual. Veamos:
Al creer que al hablar de sexo hablamos de relaciones casi exclusivamente coitales, las personas que se definen como asexuales son aquellas que dicen no tener deseo erótico/hedónico. Y esta no solo es una opción válida, sino que hay mucha gente a la que le ocurre.
Pero “asexual” como término, viene de por un lado la partícula griega “a-“, que significa sin, y sexual, que viene de sexare. Como digo al hablar de educación sexual, sexual es sexual de los sexos. Es decir, estaríamos diciendo, no que no queremos mantener encuentros eróticos o hedónicos, sino que no estamos sexuados. En resumen, asexual significaría sin sexuar, no sin follar. Y no hay nadie que no esté sexuado. Y asexualidad significaría sin experiencias sexuadas, y todas las experiencias son sexuadas ya que todas las personas están sexuadas.
Asexual me parece un término incorrecto para una realidad que existe en este mundo igual que todas las demás: el de personas que no tienen deseo, ya sea erótico o hedónico. Aunque, que no tengan deseos de ese tipo no significa que no tengan otros en los que lo que se entiende socialmente por coito o por follar no intervenga en sí (abrazos, besos, pareja, hijos…).
En definitiva: hay tantos deseos diferentes como personas, y por supuesto que existen personas que no tienen deseo, que si deseo de base es menor o inexistente, que tendrán deseos de X cosa y de Y no… pero todas las personas estamos sexuadas, que es lo que significa, literalmente, «asexual».
Pansexualidad
En el 90% de las aulas de a las que he ido a dar educación sexual este curso me han hablado de pansexualidad cuando hablábamos de orientaciones del deseo, y en el 100% de esas ocasiones algún compañero ha preguntado si pansexual era aquel al que le atraían los panes.
En realidad, la pansexualidad no es otra cosa que una manera moderna, woke y gen-z de decir bisexual.
Entre algunos de los argumentos que defienden la diferencia entre pansexualidad y bisexualidad está uno en el que dice que no, porque los pansexuales pueden enamorarse de los transexuales, como si las personas trans no tuvieran una identidad en sí (cacao a la vista) o que los pansexuales se enamoran de las personas sin importar su sexo. Pues eso, igual que las personas bisexuales. Poco más que añadir.
Transgénero vs transexual
Cuando hablamos de una persona en situación de transexualidad, hablamos de una persona cuyos genitales (que no “sexo biológico”, que nos conocemos), al nacer, nos confundieron. No a ellos, no genitales equivocados. Los equivocados son los ojos que miran, no el cuerpo de la persona, no existen los cuerpos equivocados.
Muchas veces en sociedad oímos cosas sobre las personas trans, como por ejemplo que una persona transexual es aquella que está operada y una persona transgenero es aquella que no lo está aún. Esto es un error bastante grave, ya que nos hace creer que es una cosa que va “por rangos” o algo parecido.
No todas las personas transexuales quieren operarse. Ni los genitales, ni el pecho, ni la cara. De hecho, no tienen por qué hacerlo y que lo hagan o no, ni les resta identidad ni se la suma, seguirán siendo los hombres y las mujeres que son, tengan unos genitales u otros. Lo mismo con la hormonación, no todos querrán hormonarse. No hay un «patrón» o unos pasos a seguir para transicionar, cada transición es única.
Las operaciones de reasignación genital suelen ser operaciones de reafirmación de identidad importantes para quienes las realizan, pero en ningún caso son obligatorias para considerarte hombre o mujer, porque la identidad no está entre las piernas sino entre las orejas. Por ello, considerar que es más o que es distinto quien se opera que quien no, es terrible y terriblemente erróneo.
¿Quieres una parte dos? ¿te ha servido el repaso a todos estos palabros nuevos y modernos?
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