En Pimentón Dulce uno de nuestros pilares es la aceptación y el abrazo de nuestro cuerpo y nuestra sexualidad para así poder disfrutar de todo lo que ello conlleva y ser, en definitiva, más libres. Es lo que llevamos por premisa y uno de los valores con los que nos hemos alineado.
Las fiestas navideñas son momentos especialmente duros para nuestra autoestima, por diferentes motivos. La exigencia estética, compras de ropa especial para la ocasión, comidas más abundantes, reuniones familiares, volver a ver a personas que hace mucho que no vemos, tener que ver a gente que quizá haga comentarios sobre tu cuerpo o el de los demás (cuando no debería)… todo esto hace que sea una época especialmente importante y conflictiva con nuestros cuerpos.
A veces, con muy poquito podemos hacer mucho, así que voy a proponerte unas cuantas cosas sencillas que puedes hacer para contribuir a tu autoestima y la de los demás.
No hagas comentarios sobre el aspecto de los demás.
Es época de fiestas, lo que queremos es disfrutar, ¿no? Entonces, si lo que queremos es disfrutar, ¿por qué decirle a alguien cómo se ve? Todos tenemos espejo en nuestra casa para saber si hemos adelgazado, engordado, nos queda bien o mal la ropa o lo que sea. Si lo que tienes que decir no es mejor que el silencio, no lo digas. ¿Qué gano diciéndole a mi sobrina comentarios sobre su aspecto en un dia de fiesta?
No hagas comentarios sobre el aspecto de los demás, aunque no estén allí.
No, tampoco hace falta que la conversación se centre en la gente que no está presente en la velada. Ni en la vecina del quinto, ni en como le queda el vestido a esa persona que nos cruzamos en la calle… Estos comentarios, los acabamos reflejando en nosotros y también nos pueden llegar a afectar.
No hagas comentarios sobre el aspecto de los demás, aunque no estén allí, ni aunque creas que son positivos.
Muchas veces comentamos cosas que creemos que son positivas y que entonces será un halago. No siempre lo son. Que para ti pueda ser un halago no significa que para todo el mundo lo sea, porque desconocemos la realidad de todas las personas que tenemos a nuestro alrededor. Un comentario que para ti no es demasiado importante, a otro puedes hacerle mucho daño.
Si quieres hacer un halago, intenta buscar otras cualidades de las personas que tienes a tu alrededor.
Aunque vivimos en un mundo que le da excesiva importancia a la belleza, sobre todo a la belleza femenina, hay otras muchas cosas por las que halagar o felicitar a las personas. La valentía, la inteligencia, la fortaleza, sus habilidades,… puedes decirle a las personas a tu alrededor lo orgullosa que estás de ellas, lo buenos amigos que son y lo feliz que eres de que formen parte de tu vida.
La regla de oro: Si lo que vas a decir esa persona no lo puede modificar en 5 segundos, no se lo digas.
En definitiva, si lo que vas a decir la persona no lo puede solucionar en los próximos 5 segundos, no se lo digas. Dile que tiene algo entre los dientes, pero no hables de su cara, de su maquillaje, de su ropa o de la forma de su cuerpo.
Tampoco comentes sobre qué comen o dejan de comer los demás.
Esos comentarios solo harán que quienes están en la mesa se sientan observados y fiscalizados. Deja que cada uno coma lo que quiera y resérvate tu opinión sobre si Fulanita está comiendo mucho, poco, si debería comer otras cosas o si eso te va a hacer engordar. Volvemos a la premisa incial: ¡es una fiesta!
A poder ser, tampoco comentes sobre cómo vas a “compensar” al día siguiente o cuando acaben las navidades. Comentarios como “mañana voy a pasar el día en el gimnasio”, “el 1 de enero empezamos la dieta” o “hasta año nuevo sin comer por todo lo que hemos comido”, son incómodos y lanzan mensajes más cercanos a las trastornos de conducta alimentaria de lo que parece. Que estén normalizados no significa que estén bien.
Da la cara.
Hay muchas personas que se sienten vulnerables ante este tipo de comentarios, porque piensan que se los merecen, porque son pequeños (niños, niñas, adolescentes…) o porque simplemente prefieren evitar el confrontamiento en estas fechas. Por ello, aunque tú no hagas estos comentarios, algo que sí puedes hacer es rebatir cuando los detectes.
De esta manera, harás que la mesa sea un lugar más seguro y harás ver a quien hace los comentarios que no tiene derecho ni poder para hablar sobre los demás, por normalizado que esté.
Piensa en cómo te hablas a ti misma.
Sí, muchas veces hacemos estos comentarios a otras personas porque también nos los hacemos a nosotras mismas. Así que a veces es bueno revisar el discurso que hacemos y las cosas que nos decimos, si estamos siendo demasiado duras y si esas cosas se las dirías a otra persona o a una amiga.
Como ves, son cosas sencillas. Pero son cosas que se pueden hacer bola y más en momentos como estos.
Así que, estas navidades, quiérete y ayuda a que los demás se quieran también.
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