Oímos hablar mucho de las famosas feromonas. Que si son olores, que si atraen, que si se embotellan y se venden… pero ¿qué son realmente? ¿qué evidencia científica hay actualmente que lo sustente? ¿cómo funcionan? ¿afectan al comportamiento tanto como se cree? Intentaremos responder a todas tus preguntas.
Llamamos feromonas a unas sustancias químicas que se emiten por algunos animales para comunicarse y producir respuestas conductuales no aprendidas en otros sujetos de su misma especie. Suelen ser sustancias volátiles, es decir, que se transmiten por el aire, por lo que su receptor en el caso de reptiles, mamíferos y anfibios sería el órgano vomeronasal y el epitelio olfatorio, que estarían en la mucosa de la nariz y enviaría señales al sistema nervioso central.
Descubrir y acuñar el termino fueron dos cuestiones diferentes. Aunque ya se hablaba de la importancia de los olores por otros científicos anteriores, no fue hasta 1959 que el científico Adolf Butenand identificó y aisló el químico bombicol, la feromona sexual de la polilla Bombyx mori, el gusano de seda, que fue la primera y de las más estudiadas. Con una muy pequeña cantidad de bombicol la hembra de esta especie de polilla podría atraer a machos a una distancia de más de 1 km.
Ese mismo año, los investigadores Peter Karlson y Martin Luscher acuñan el término “feromona” a partir de los términos griegos “pherein” (transportar, llevar) y “hormon” (excitar, estimular). Está claro que en otras especies las feromonas existen y funcionan, pero… ¿existe en humanos algo equivalente?
Para que nos hagamos una idea, los ratones poseen 300 genes de receptor vomeronasal, mientras que en humanos solo se ha identificado uno, que se encuentra en el epitelio olfativo a pesar de que no tengamos órgano vomeronasal. Por ello es poco probable que las feromonas funcionen o al menos de la misma manera que en otras especies.
Es cierto que hay cosas que vemos, que olemos, que percibimos, que nos pueden resultar más atractivas o deseables, pero igual que no mantenemos relaciones solo en periodos de celo o que cada vez que hay más evidencia de que las hormonas tienen un papel de peso en nuestro deseo, parece que las feromonas son otra de esas cosas que nos diferencia del resto de animales. Y tendría mucho sentido ya que el resto de animales se comunica a través de señales químicas mientras que nosotros tenemos otras maneras de comunicarnos y de interpretar las señales de nuestro alrededor.
Igualmente, no sé si hay suficiente investigación sobre feromonas en seres humanos como para negar categóricamente que existan o puedan influir, pero tampoco es algo que podamos afirmar. Mucho menos, podemos afirmar que es lo único o que va a hacer que alguien de repente nos encuentre atractivos si nunca lo ha hecho. Es algo parecido a los afrodisiacos, no hay suficiente respuesta como para decir que funcionen a nivel científico, pero quizá te dan confianza para cambiar tu conducta como un placebo.
Y tú, ¿alguna vez has probado perfumes con feromonas? ¿te han funcionado?
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