Una fruta muy primaveral y muy erótica son las fresas. Los frutos rojos en general y las fresas en particular siempre se han relacionado con la sexualidad, ya sea por su color rojo intenso, su sabor que vemos en muchos productos de cosmética erótica o por sus supuestas propiedades afrodisiacas.
¿Qué son los afrodisiacos?
Llamaríamos “afrodisiaco” aquellas comidas o bebidas que, hipotéticamente, alteran nuestro cuerpo o nuestros deseos dando lugar a una mayor apetencia o excitación. Si buscamos la definición en la RAE, encontraremos “afrodisiaco” como una sustancia “que excita o estimula el apetito sexual”.
Chocolate, ostras, fresas, champán, canela… de algunos incluso se habla que “sustituyen al sexo” y de todos hay recetas e incluso menús creados orientados a potenciar esas supuestas propiedades afrodisiacas. Pero, ¿qué hay de cierto en todo esto? ¿Existen realmente alimentos o sustancias que te ayuden a excitarte más fácilmente?
¿Existen los afrodisiacos?
¿Realmente podríamos sustituir el sexo por un coctail? Pero, lo más importante, ¿querríamos hacerlo?
Si algo tienen en común todas estas sustancias es que si pueden tener efectos sobre nuestro cuerpo. Por ejemplo, la canela fomenta la vasodilatación, las ostras producen testosterona, el alcohol inhibe funciones cerebrales, el chocolate y el cacao producen sensación de bienestar, las fresas son ricas en antioxidantes… pero es que eso no es todo para considerar que realmente tenga efecto en nuestra sexualidad, deseo o excitación.
¿Cuántas fresas tendríamos que comer para realmente tomar un cosquilleo «ahí abajo«? ¿Cuánta canela? ¿Cuánto chocolate?… Pues no lo sabemos, porque ni siquiera está demostrado que haya efecto alguno. Vamos, que no hay evidencia científica de que ningún alimento realmente tenga estas propiedades para ayudarnos a conseguir una excitación o modificar nuestros deseos.
El mejor afrodisiaco es sentirte importante
Si bien es cierto que los afrodisiacos, como sustancias, no existen, sí hay cosas que pueden despertar nuestro deseo. Por ejemplo, las situaciones que creamos, las personas que tenemos a nuestro alrededor o los momentos que vivimos en nuestra vida.
Vamos, que no es afrodisiaco el champán, sino con quien decides tomarlo. No es afrodisiaco el chocolate, las fresas o la nata que te untas por el cuerpo, sino quién te lo quita a lametones. Puede ser mucho más afrodisiaco que la persona que te gusta te prepare un huevo frito un día que estás muy cansada, porque te sientes cuidada, que un día que comas un bol entero de ostras tu solita.
Compartir es afrodisiaco, disfrutar es afrodisiaco, sentirte cuidada y valorada es afrodisiaco, porque hacen que nos sintamos deseadas y crean vínculos que son los que realmente despiertan nuestro deseo.
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