Empieza el curso y volvemos a hablar de la importancia de la Educación Sexual. En mayúsculas, porque, aunque la educación sexual se reciba a lo largo de toda la vida de todas las interacciones que tenemos con todas las personas, ahora vamos a hablamos de la Educación Sexual que impartimos los profesionales de la sexología en colegios e institutos.
Cuando hablamos de Educación Sexual, hablamos de Educación de los Sexos, es decir, de educar a las personas sexuadas para que haya una buena convivencia entre los sexos, entre los niños y las niñas, entre los adolescentes… por eso es importante mantener el foco en los sexual y no teñirlo de otras palabras para camuflar, como por ejemplo, el “afectivo”.
Desde hace unos años, está de moda hablar de educación “afectivo-sexual” o de “sexoafectividad”, y utilizar estas expresiones es tremendamente incorrecto. ¿Por qué? Pues verás… Cada vez que dices afectivo-sexual, estás hablando de tiempos franquistas.
Geográficamente, camuflar lo sexual con lo afectivo es algo que estamos haciendo solo en España (aunque esta moda, a mi juicio un tanto puritana, se está traspasando a otros países hispanoparlantes) y tiene su origen histórico en unas jornadas sobre sexualidad que se querían hacer a finales de la dictadura franquista (1972, concretamente). Para poder realizarlas sin censura del régimen, tuvieron que llamarlas “Jornadas de Educación Familiar, afectiva y psicosexual”. Y así, como si se tratase de un cuento, lo “afectivo” se quedó pegado a lo “sexual” desde entonces y no se lo quitamos ni con agua caliente.
Pero esa es la parte geográfica e histórica, a nivel de teoría también tenemos bastantes motivos para quejarnos de la “sexoafectividad” tan de moda (con suerte, lo ants posible, de modé). Dentro de “lo sexual”, ya entran los afectos, si entendemos el sexo como hablar de lo que somos y no de lo que hacemos con los genitales que es lo que deberíamos de entender y lo que, desde la sexología, entendemos. Por ello, ¡decir afectivo-sexual o sexoafectivo es redundante!
En las clases de Educación Sexual hablamos de amor, de anatomía, de autoconocimiento, de consentimiento, de respeto, de pareja, de distintas opciones de vida, de diversidad sexual, de identidades, de autoestima… y sigue siendo Educación Sexual, sin más apellidos. El único apellido aceptado por la UNESCO es “Integral”, que quiere decir que esa educación de los sexos llega, o debería llegar, a todas las personas, razas, sexos, religiones… y de manera global.
Así que ya sabes, si quieres hablar con propiedad, afectuosamente habla de Educación Sexual.
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