Hace unos días, nos escribió una persona de una residencia de ancianos buscando consejos sobre sexualidad. Y eso, nos llevó a hacer este pequeño post: ¿qué ocurre con la sexualidad al envejecer?
Mucha gente cree que, llegada cierta edad, el placer no es una opción sino algo relegado para los más jóvenes. Obviamente, esto no es cierto. A medida que envejecemos nuestro cuerpo pasa por cambios que se reflejan en lo físico, lo emocional y también, por supuesto, en el deseo. Pero estamos en constante cambio a lo largo de toda la vida, así que esto no es ninguna excepción.
Vamos a dejar una cosa muy clara: la vida no se acaba a los 60, ni a los 70, ni a los 80… La vida se acaba cuando uno se muere. El resto del tiempo, seguimos viviendo. Y, por tanto, seguimos sintiendo y seguimos deseando y disfrutando.
En 1950, la esperanza de vida era de 46 años. En 1970, de 66. Ahora, está en 82 años. habiendo personas que pasan de los 100 años. Eso significa unos 20-30 años de vida media más, y tenemos que saber que podemos disfrutarlos igual.
El deseo en los hombres maduros
La mayor preocupación en la mayoría de los hombres, suele ser su erección. Debido a lo ensalzada que está la penetración, parece que sin pene erecto no eres nada (algo que hace que en muchas ocasiones acaben en consultas de sexología por algo tan sencillo como es el envejecimiento natural).
Algo inherente al ser humano, es que las erecciones con los años no van a más, sino a menos. Esto se debe a que las erecciones tienen que ver con el sistema circulatorio, que es uno de los que más se deterioran con el paso de la edad.
Pero esto no es el fin del mundo conocido. Hay muchas otras cosas que se pueden hacer, muchos remedios y, sobre todo, mucho trabajo que se puede hacer. Porque el deseo, se trabaja. Y que no haya erección no significa que no haya deseo, porque son dos cosas distintas.
La menopausia y el cultivo del deseo
Cuando hablamos del deseo y la experiencia de las mujeres, yo creo que hay dos puntos contrapuestos. Por un lado, la llegada de la menopausia y la bajada hormonal que supone, puede hacer que haya cambios a nivel físico y a nivel emocional. Y, por supuesto, a nivel de deseo.
Algunos de estos cambios es tener menos ganas, notar más sequedad, notar cambios en la musculatura de la vagina… Esto tiene que ver con las hormonas. A veces, esa falta de ganas tiene que ver con la sequedad (por suerte esto con un producto hidratante o lubricante puede solucionarse) o con notar que el cuerpo, en general, está cambiando y esa percepción negativa que se tiene de la madurez.
Se llegan a pensar cosas como “es que como soy mayor, no soy deseable, no debería tener deseo, ya no estoy en edad…”. Pero es que el deseo no tiene edades, patrones o estereotipos. A cada uno le gusta lo que le gusta.
Además, no todo es malo. Al contrario.
Como dije, hay dos puntos contrapuestos. El otro es que, con la llegada de la menopausia, muchas mujeres se quitan algunas de las preocupaciones que podían tener de cara a los embarazos, pudiendo dejar los métodos anticonceptivos y vivir su sexualidad de manera más espontánea.
Esto, junto con otras cosas que suelen llegar a la vez (más estabilidad en el hogar, los hijos se van de casa o al menos son más independientes…) posibilita que pueda haber más encuentros con la pareja y se busquen más momentos para estar juntos.
El deseo no tiene edad
Cada vez nos llegan a consulta más parejas como la que nos consultaba: parejas jóvenes (relaciones cortas) en personas mayores que se han atrevido a dar el paso de separarse o que han enviudado.
También hay otras muchas que se resignan a estar con la persona con la que llevan toda la vida por comodidad o porque consideran que “con su edad” qué van a encontrar o que ya está todo el pescao vendido.
Cada persona decide qué quiere hacer en su vida. Pero que no sea pensando “para lo que me queda en el convento”, porque el convento es amplio, grande y si te queda poco tiempo mejor que sea de calidad, ¿no?
El deseo no tiene edad.
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